Inspira, espira y… ¡Relájate!

Primero debes saber que la respiración está muy ligada a nuestros sentimientos. Por eso, llegar a controlar nuestra forma de respirar puede tener una incidencia directa en nuestra forma de sentir, también. De hecho, cambiar tu respiración puede llegar a cambiar también tu humor y tu estado de ánimo a parte de reducir la tensión, aliviar el dolor o calmar el enfado, entre otros beneficios.

Por eso, es importante que aprendas a observar y controlar tu respiración porque te servirá para detectar cuándo debes dedicarle un poco de tiempo para que sea más relajada. La mayoría de gente practicamos una respiración superficial y rápida con la que solo hinchamos el pecho.

Así pues, la forma más fácil de controlarla es mediante la respiración abdominal, conocida también como de diafragma o de vientre. Así, en lugar de llenar primero los pulmones por la parte superior, debes hacerlo por la parte de abajo. Túmbate y coloca tus manos sobre tu abdomen. Con cada inspiración intenta llevar el aire donde se encuentran tus manos. Si estas se elevan, lo estarás haciendo bien y estarás ya controlando tu forma de respirar. Cuando espires, tus manos también descenderán.

Busca 10 o 15 minutos cada día y dedícate a escuchar tu respiración y a corregirla. Ya verás como en pocos días serás capaz de modificarla y notar los beneficios de una respiración más consciente. ¡Ánimo y feliz fin de semana! :)